La verdadera revolución que se está gestando tiene que ver con nuestra propia identidad. No es solo una cuestión de cómo nos vemos a nosotros mismos, sino de la forma en que armamos nuestro propio "yo".
A lo largo de siglos, solíamos construir nuestra identidad según las reglas y las expectativas de nuestra tribu o comunidad. Seguíamos normas, religiones, tradiciones y costumbres que nos hacían sentir seguros, aceptados y queridos. Pero todo eso está en pleno cambio.
Es un sentimiento extraño, como si estuviéramos perdiendo el suelo debajo de nuestros pies, el fundamento mismo en el que construíamos nuestra identidad. Es como si de repente nos encontráramos en un territorio desconocido, mirándonos al espejo y preguntándonos: "¿Quién diablos soy yo?"
Y, al mismo tiempo, experimentamos destellos de familiaridad y emoción. Algo está ocurriendo aquí, y hay una chispa de entusiasmo, si tan solo pudiéramos confiar en ella.
La gran pregunta es: ¿Quiénes somos si ya no nos medimos por las antiguas reglas? ¿Qué sucede si las características que solíamos pensar que nos definían resultan ser solo una especie de obediencia condicionada? Esto golpea en lo más profundo de nuestra brújula moral. ¿Qué significa ser una persona buena o mala en esta nueva era?
A medida que las antiguas estructuras que definían nuestra identidad basada en tribus se desvanecen, estamos descubriendo un nuevo sentido de quiénes somos. Es como esos sueños en los que te sorprendes al encontrar nuevas habitaciones en tu propia casa: ¡quién hubiera imaginado que existía todo ese espacio adicional! ¿Cómo es que nunca antes notamos esa escalera que conduce a lo desconocido?
La vieja construcción de identidad, arraigada en la afiliación tribal, puede haber estado operando en el Centro del Corazón sin que nos diéramos cuenta. A medida que nos volvemos más conscientes de estas influencias subyacentes, nos encontramos diciendo "no" a cosas que en el pasado habrían sido parte integral de nuestra identidad.
La emergente construcción de la identidad colectiva se nutre de las potencialidades del Centro G. Este tipo de autopercepción se arraiga en el alma y se conecta a esta dimensión espacio-temporal mediante su Monopolo Magnético. Mantiene la resonancia magnética de cómo su propia fisicalidad (cuerpo y diseño en el contexto del Diseño Humano) se entrelaza y contribuye a su manifestación del propósito de su alma (su personalidad).
El eclipse de esta semana, vinculado a las Puertas 28 y 27, provoca una sensación de que hemos agotado la versión actual de nuestras vidas. Es como si nos hubiéramos quedado sin recursos. Nos falta la energía para seguir adelante, por lo que necesitamos ser creativos y explorar nuevas posibilidades, ya que no podemos permitir que las cosas permanezcan igual.
La tendencia natural es esforzarse aún más en la misma dirección, pero esto solo te llevará a sentirte abrumado. En lugar de eso, es importante ser amable, cuidadoso y cariñoso contigo mismo. Asegúrate de que todo lo que hagas sea un apoyo y no añada más estrés.
No se trata de simplemente recostarte en casa, relajarte y tomar una taza de té. La Puerta 28 se trata de abrazar un desafío que te emocione. Puede que sientas que todo el desafío ha desaparecido de tu vida actual, pero el truco está en descubrir la semilla de tu próximo desafío en las circunstancias actuales en las que te encuentras.
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